El Tirpitz fue el segundo de los dos acorazados clase Bismarck construidos para la Kriegsmarine alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Nombrado en honor del almirante Alfred von Tirpitz, el arquitecto de la Marina Imperial Alemana, el navío fue puesto en grada en los astilleros Kriegsmarinewerft de Wilhelmshaven en noviembre de 1936 y botado dos años y medio después, en abril de 1939. Finalmente, fue puesto en comisión en la flota alemana en febrero de 1941. Al igual que su buque gemelo, el Bismarck, el Tirpitz fue armado con una batería principal de ocho cañones de 380 mm en cuatro torretas dobles. A resultas de una serie de modificaciones durante la guerra llegó a ser unas 2.000 toneladas métricas más pesado que el prematuramente malogrado Bismarck.
Tras completar sus pruebas de mar a inicios de 1941, el Tirpitz sirvió brevemente como pieza central de la Flota del Báltico, que tenía la misión de impedir un posible intento de fuga de la Flota Báltica Soviética. A comienzos de 1942 el buque navegó a Noruega para actuar como disuasorio ante la invasión aliada. Estando en Noruega, el Tirpitz también podría haber sido usado para interceptar los convoyes aliados con destino a la Unión Soviética, e intentó dos misiones de este tipo en 1942, pero ambas resultaron un fracaso. A pesar de ello, el Tirpitz actuó como una flota en sí mismo y su sola presencia forzó a la Marina Real Británica a mantener un número elevado de fuerzas en el área con la finalidad de contener al acorazado alemán.
En septiembre de 1943, junto con el acorazado Scharnhorst, bombardeó las posiciones aliadas en la isla de Spitsbergen, primera ocasión en que el Tirpitz hacía uso de sus baterías principales. Poco después, el acorazado fue dañado en un ataque de minisubmarinos británicos, y posteriormente sometido a una serie de masivos bombardeos aéreos. El 12 de noviembre de 1944 bombarderos pesados Lancaster británicos equipados con bombas Tallboy de 5.400 kg de peso hundieron el Tirpitz tras conseguirle dos impactos directos que lo hicieron escorar rápidamente. Un incendio en la cubierta se extendió al almacén de municiones por una de las torretas de las baterías principales y causó una enorme explosión. Las cifras de fallecidos en la tragedia oscilan entre 950 y 1.204. El pecio fue reflotado en una operación de salvamento conjunta entre Noruega y Alemania cuyos trabajos se alargaron desde 1948 hasta 1957.
El concepto "flota en potencia", es decir, de una fuerza naval más pequeña que la del enemigo y, por tanto, no apta para entablar un combate naval en regla, pero si lo suficientemente fuerte para constituir un peligro, no era en absoluto una novedad en el siglo XX. En efecto, se trata de una estrategia antigua, y en la historia encontramos numerosos ejemplos de ella. No obstante, es probable que la teoría no se hubiera aplicado nunca de forma tan deliberada y sistemática, y con tanto éxito, antes del 15 de enero de 1942 cuando el acorazado Tirpitz entró en aguas noruegas, en las que permaneció unos 34 meses.
El Tirpitz era más indicado que cualquier otro buque para constituir una amenaza de este tipo, ya que, en el momento de su botadura, era, junto con su gemelo el Bismarck, el buque de guerra más poderoso del mundo. Desplazaba 42.900 t, montaba ocho cañones de 381 mm, 12 de 150 mm y varias docenas de cañones de calibre inferior, de 37 y 20 mm. Su coraza, de 320 mm de espesor en el casco y de 203 mm, por lo menos, en el puente, hacía de él el acorazado más protegido de su época. Y a pesar de su mole imponente, podía alcanzar una velocidad de 30 nudos.
Todo esto suponía que, en comparación con él, los acorazados y los cruceros de batalla británicos construidos con anterioridad quedaban anticuados, y ni siquiera las unidades más recientes, las de la Clase King George V, estaban tan potentemente protegidas ni eran tan veloces, si bien, en compensación, tenían una andanada más pesada y la ventaja del radar. La acción realizada por el Bismarck fue para los ingleses una peligrosa demostración de la capacidad ofensiva y defensiva de estos acorazados, y convenció al Almirantazgo de que sólo una Home Fleet que comprendiera por lo menos dos buques del tipo King George V y un portaaviones podría mantener a raya a su adversario.
Afortunadamente para la Royal Navy, el Tirpitz no pudo tomar parte en la operación del Bismarck, su alistamiento se produjo el 25 de febrero de 1941; de haberse llevado a cabo la acción conjunta de ambos buques, no es dificíl adivinar la amenaza que habrían constituido los dos acorazados si hubieran operado conjuntamente.
Más tarde, a fines de 1941, dos factores concurrieron para determinar que el Tirpitz no se utilizase para una misión en el Atlántico: la escasa disponibilidad de combustible y el efecto que había ejercido en Hitler el trágico final del Bismarck. Además, como la intuición le decía al Führer que Noruega sería el sector crucial del flanco occidental de los territorios ocupados, se imponía la necesidad de alejar la amenaza de una invasión británica por aquella parte. Por ello, la noche del 14 al 15 de enero de 1942 el Tirpitz, acompañado por una escolta de destructores, zarpó rumbo a Trondheim, pasando por el canal de Kiel para no ser descubierto por los guardacostas suecos.
La maniobra indujo a los ingleses a hacer reconocimientos aéreos, sobrevolando constantemente las aguas y los puertos de Noruega. Los Stirling y los Halifax de la RAF efectuaron, sin conseguir resultados positivos, el primero de los numerosos ataques aéreos contra el Tirpitz la noche del 28 al 29 de enero de 1942. Mientras tanto, la creciente actividad aérea y naval de los alemanes presagiaba la utilización del acorazado contra los convoyes atlánticos o bien contra los árticos. En realidad, los ataques se dirigían contra estos últimos, ya que los alemanes se daban cuenta de su importancia para potenciar el esfuerzo bélico soviético.
El 6 de marzo, el Tirpitz, que enarbolaba la insignia del vicealmirante Ciliax, salió de Trondheim con tres destructores, pero el submarino británico "Seawolf" no tardó en avistarlo y transmitió la noticia al almirante Tovey, comandante en jefe de la Home Fleet. Tovey, que no quería correr riesgos, se hizo a la mar con los acorazados King George V y Duke of York, el crucero de batalla Renown, el portaaviones Victorius, un crucero pesado y 12 destructores. Al día siguiente 7 de marzo, el mal tiempo y la defectuosa visibilidad impidieron a ambos bandos servirse del reconocimiento aéreo, por lo que la Home Fleet no se dio cuenta de que se encontraba a 90 millas de su presa, mientras que Ciliax no sólo no sabía que se encontraba cerca de una poderosa escuadra británica, sino que ni siquiera se dio cuenta de que, en un determinado momento, había pasado a pocas millas de dos convoyes árticos.
El 9 por la mañana, los aviones de reconocimiento avistaron finalmente al Tirpitz y entonces despegaron del Victorious 12 aviones torpederos Albacore que poco después localizaban el objetivo. Los ingleses esperaban repetir la maniobra realizada contra el Bismarck; pero esta vez ni uno solo de los proyectiles dio en el blanco, puesto que los ataques se lanzaron por popa. Aquel mismo día, por la tarde, el Tirpitz estaba a salvo en el puerto de Narvik.
Tanto los alemanes como los ingleses estaban preocupados por los resultados de esta incursión, aunque había concluido con un "empate a cero". Pero Raeder y Hitler, que sin duda se dieron cuenta de que el Tirpitz se había salvado de milagro, decidieron que no se volverían a usar los buques pesados si no se contaba con el apoyo de la Luftwaffe, cláusula destinada a bloquear cualquier operación ofensiva futura. Además, el Tirpitz estaba ahora prácticamente inmovilizado, pues en su infructuosa salida había consumido más de 8.000 t de valioso combustible. No obstante, los ingleses no conocían estos detalles y estaban muy preocupados por la escasa seguridad de la ruta de Múrmansk.
Ataque inglés con submarinos enanos
La noche del 22 al 23 de septiembre de 1943, suena la alarma a bordo del Tirpitz, anclado en Noruega, amenazando la ruta que siguen los convoyes a Múrmansk. Han detectado los vigías del castillo de proa un periscopio dentro de las redes de seguridad. Inmediatamente abren fuego. El pequeño submarino emerge casi tocando el casco del coloso alemán, casi enseguida emergen del aparato cuatro ingleses que se rinden. Un buque de vigilancia los traslada al portalón del Tirpitz, mientras el submarino es remolcado. Poco tiempo después el submarino se hunde; los ingleses antes de abandonarlo, han abierto las válvulas.
El Tirpitz se mantiene alerta: otros submarinos pueden atacarlo. De pronto las ametralladoras del navío alemán abren fuego nuevamente. Otro submarino inglés acaba de emerger a 150 m del Tirpitz. Los primeros disparos alemanes lo hunden. Solo dos tripulantes de la pequeña nave se salvan, el capitán y el buzo de servicio que escapa de los restos del submarino cuando este toca fondo. La artillería comienza nuevamente a disparar. Un tercer submarino acaba de emerger, esta vez fuera de las redes de seguridad; es alcanzado por los proyectiles y se hunde rápidamente.
Entretanto, los marinos ingleses han sido conducidos al puente alto, en el centro del Tirpitz, a babor. De pronto los ingleses se trasladan hacia estribor, siendo seguidos por la guardia que los custodia. Casi enseguida se escucha una estruendosa explosión hacia babor que levanta el casco del Tirpitz. Después del incidente, los alemanes se explican la situación: los ingleses escogieron el alba para forzar la reja de seguridad, cuando el buque abastecedor las franquea. Es en ese momento cuando éstas permanecen abiertas durante varios minutos. Antes de salir a la superficie, los submarinos han tenido tiempo de enganchar una mina en la quilla del acorazado, luego han intentado colocar otra en la proa, pero un incidente en la maniobra los obliga a salir a la superficie donde son capturados. Los daños en el Tirpitz son menores en el casco, pero las turbinas se han salido de su sitio, lo que obliga a que las máquinas no presten servicio durante largos meses. Los británicos tuvieron suerte esta vez.
Es que el poderoso buque alemán similar al Bismarck, hundido en 1941, representa, con sus ocho piezas de 380 mm, doce de 150 mm, dieciséis de 105 mm y dieciséis de 37 mm, el adversario más temible de los importantes convoyes que atraviesan el océano Ártico para transportar material de guerra a Rusia. La potencia de sus máquinas de 138.000 CV lo impulsan a una velocidad de 31 nudos. Lleva a bordo de cuatro a seis hidroaviones Arado. Su dotación de cerca de 2.600 hombres se halla repartida en 12 compañías. Cuando está completamente abastecido, con todas sus municiones y combustible, desplaza 56.000 t. El 14 de enero de 1942 el Alto Mando Naval alemán traslada a Noruega el único gran buque de guerra que le queda a Alemania después de la pérdida del 'Bismarck. El Tirpitz entró en servicio a fines de febrero de 1941.
El Tirpitz se hace a la mar
El Tirpitz se hace a la mar por primera vez el 6 de marzo de 1942, en busca de un convoy de la ruta de Murmansk. El tiempo malo, cerrado y brumoso. A pesar de patrullar durante dos días entre las islas Mayen y la de los Osos, no logra descubrir nada. Los ingleses, que se han hecho a la mar con una escuadra de línea para ir al encuentro del acorazado alemán, tampoco logran dar con él. El 9 de marzo, el Tirpitz al oeste de las Lofoten, es interceptado por unos aviones torpederos ingleses.
El ataque fue simultáneo por parte de 21 aviones Swordfish y Albacore, aviones torpederos y cazas de escolta. Salvo las cuatro torres principales de 380 mm, la totalidad de la artillería del Tirpitz dispara sin cesar contra los atacantes. El acorazado se lanza a la velocidad de 31 nudos. Al final del combate, que duró 11 min, más de la mitad de los aviones han sido abatidos. Han sido contadas más de veinte estelas de torpedos: ninguno impactó en el Tirpitz. Una nueva oleada de aviones Skua ha partido ya, pero no encuentran al gran navío, que se ha exhalado a 28 nudos para introducirse en el fiordo de West en dirección a Narvik. Los agentes en Noruega informan horas más tarde: “El Tirpitz ha regresado a su antiguo fondeadero del fiordo de Alten. No sufre ningún daño aparente…”
Los ingleses redoblan sus esfuerzos por intentar poner al Tirpitz fuera de combate. Se inquietan más cuando al Tirpitz se le asigna el crucero de batalla Scharnhorst y diez destructores, y emprenden una operación - que resulta exitosa - contra las instalaciones aliadas en Spitzberg. Doce días después de la operación contra Spitzberg, se desarrolla el ataque de los submarinos enanos en la noche del 22 al 23 de septiembre de 1943, que saca de servicio al Tirpitz durante un semestre.
Los ingleses se hallan informados de los progresos en las reparaciones del acorazado alemán. El Tirpitz culmina sus reparaciones y sale nuevamente a la mar el 3 de abril de 1944. Los ingleses inmediatamente lo atacan con 42 aviones Barracuda provenientes de los portaviones HMS Victorious y HMS Furious y hacen 14 impactos sobre el acorazado. Uno de los hidroaviones de reconocimiento es sacado de su catapulta por efecto de una bomba y se estrella a babor, sobre una torre de 150 mm. La batalla dura exactamente once minutos, pero esta vez dejan sobre cubierta del acorazado alemán 168 muertos y 320 heridos. Cuando los aviones regresan más tarde, son recibidos con un nutrido fuego de artillería antiaérea, siendo repelidos.
La Luftwaffe no ha detectado la aproximación de los adversarios; por esa razón no tiene ningún avión en el aire. Además el mando de la Luftwaffe sólo responde con reticencias a los requerimientos de aviones de caza y reconocimiento formulados por la Marina. En parte se debe a los esfuerzos extraordinarios que reclama el desarrollo de la ofensiva aérea en Alemania, pero también responde al hecho de que Göring no ha mostrado nunca interés ni comprensión por las necesidades navales.
Las reparaciones del Tirpitz se efectúan una vez más en Noruega. Nuevos ataques en los meses de julio y agosto de 1944 no obtienen éxito alguno. Los ingleses deciden entonces emplear bombarderos pesados salidos de bases en tierra. Salen de Escocia y luego del ataque, regresan para aterrizar en un aeródromo soviético, cerca de Arkhangelsk. La primera operación de ese tipo tiene lugar el 15 de septiembre de 1944, con 15 grandes bombarderos. El Tirpitz es alcanzado por una bomba. El castillo de proa, con todos los dispositivos de anclaje, queda completamente destruido. Tampoco esta vez había ningún caza alemán en la zona.
Esta vez los daños sufridos son tan grandes que su reparación es imposible realizarla en Noruega. Por otro lado, hay que enviar al acorazado más hacia el oeste a fin de que el enemigo no se apodere de él. Por esta época, el frente alemán del norte de Finlandia y Noruega ha de replegarse tras el fiordo de Luygen. El Tirpitz alcanza con dificultad Sandesund, al oeste de Tromsø. Allí va a desempeñar el papel de una batería flotante. En ese lugar queda amarrado el 19 de octubre de 1944. El 29, un segundo ataque realizado por bombarderos pesados le inflige nuevos daños.
La destrucción del Tirpitz
El 12 de noviembre actúa ya la defensa de la Luftwaffe: ocho cazas se encuentran dispuestos a despegar para proteger al acorazado. Ha sido localizado un grupo de bombarderos ingleses en alta mar. Se comprueba que alcanzan Suecia y, sobrevolando territorio neutral, ponen proa hacia el Tirpitz. Despega la brigada Müller y se dirigen al fondeadero del Tirpitz; cuando están sobrevolando la zona del combate, la radio los convoca a reunirse en el campo de aterrizaje. Los aviones enemigos acaban de modificar bruscamente su ruta para avanzar sobre Bardufoss, pero nadie ha observado que sólo la mitad de los aviones han modificado su rumbo. Los otros 20 continúan su rumbo que los llevará hasta el acorazado. Los cazas alemanes regresan a su campo, dejando al acorazado sin protección. Cuando aterrizan sobre el campo, los Avro Lancaster lanzan sus bombas especiales de 7 t, denominadas "Tallboy", sobre el último acorazado que le queda a Alemania.
Los noruegos, acostumbrados ya a la presencia del acorazado alemán, le dan el sobrenombre de “Ensom Dronning”, la “reina solitaria”, y solitariamente libra su último combate. Nunca ha perdido un combate naval, solamente la falta de combustible lo mantiene encadenado a su fondeadero, y en los últimos meses, el destino ha querido que lo demuelan pedazo a pedazo.
Ese 12 de noviembre a las 9:00, los radiotelémetros del acorazado detectan a los Lancaster a 80 km. Llegan volando a 28.000 pies. Las piezas de 380 mm comienzan a hacer fuego. Los ingleses dejan caer sus bombas. Dos blancos directos: una de las torres de 380 mm y su pañol de municiones es tocada; diez que explotan en la proximidad del casco le dan el golpe de gracia. El enorme buque se inclina lentamente sobre la banda de babor, disparando sus cañones. La inclinación aumenta minuto a minuto. La cubierta ya está a nivel del agua. Es imposible seguir combatiendo; el comandante da la orden de evacuar la nave.
El comandante y su Estado Mayor, que se encuentra en el blocao de mando, no pueden abrir las pesadas puertas blindadas y se hunden con el barco. La misma suerte corren 1.400 tripulantes, entre muertos, heridos y que no han podido cumplir la orden de evacuación. Solamente fueron salvados 397 y 400 tripulantes más que no se encontraban a bordo en el momento del ataque. Dos Messerschmitt persiguieron a los ingleses y abatieron siete aparatos.
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